La Expresión del Teenager
Emigrar o no emigrar, he ahí el dilema
para miles de venezolanos. La situación del país se ha vuelto tan complicada en
los últimos años que muchas personas han tomado la difícil decisión de dejar
familia, trabajos, activos y más, en busca de calidad de vida. Y en la
actualidad somos los jóvenes venezolanos quienes sentimos con mayor presión la
necesidad de buscar otro rumbo, porque en estas condiciones no podemos
desarrollar todo nuestro potencial y menos aún adquirir activos para
independizarnos de nuestros padres.
Ser joven de por sí no es una tarea
sencilla, porque es el momento en que debemos tomar las mayores decisiones de
nuestra vida y determinar qué es lo que haremos al menos durante los próximos
10 años, mientras estudiamos, practicamos y evaluamos si realmente nos gusta o
no. Pero ligado a ello, en Venezuela también tenemos numerosas preocupaciones
agregadas debido a la situación del país.
Lo más lamentable es que no es nuestra
culpa, estamos viviendo las consecuencias de las malas decisiones de nuestros
padres. Muchos de nosotros no teníamos edad suficiente ni para comprender lo
que estaba pasando cuando el Presidente Chávez quedó electo y menos aún
teníamos capacidad de exigir un cambio a medida que la situación se estaba
agravando. Es más, muchos de nosotros nunca pudimos vivir las experiencias de
una Venezuela sin el chavismo. Cuando por fin tuvimos edad suficiente para
hacer algo ya era demasiado tarde, y aún así luchamos y lo seguimos haciendo,
para conseguir esa Venezuela de la que tanto nos hablan.
Recuerdo que hace 3 años quise irme del
país a estudiar fuera por el hecho de pensar en lo difícil que iba a ser
ejercer mi profesión y que los niveles de inseguridad cada día se estaban
empeorando. No pude hacerlo debido a razones económicas y hoy veo una realidad
mil veces peor; me siento como en una especie de limbo: arriesgo todo, me voy
sin dinero suficiente para vivir y menos aún sin seguridad de cómo saldrá, o me
quedo y trató de desarrollar mi profesión mientras lucho por conseguir un kilo
de comida.
Añoro el país en el que crecieron mis padres;
sueño con esas épocas en donde entraba en un supermercado y veía todos los
estantes llenos; extraño recorrer mi país, caminar por Margarita sin miedo y
pararme con mi familia a mitad de la carretera a Mérida solo para ver el
paisaje; deseo poder ver prosperidad, a mis amigos graduándose y logrando cosas
maravillosas en el país; y más que todo lamentó la vida y los sueños que me ha
quitado la situación del país.
Tal vez la decisión de emigrar se basa en
poner los pros y contras en una balanza y ver cuál hace más peso. Por mi parte
no les tengo la respuesta de si emigrar es una buena decisión o no, es un
dilema que aún estoy tratando de resolver. Pero algo si es cierto, mientras
estemos en el país debemos de luchar por él, exigir nuestros derechos y cumplir
los deberes que tenemos como ciudadanos, para aportar nuestro granito de arena
y seguir buscando ese cambio.
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