domingo, 22 de mayo de 2016

Impeachment contra Dilma Rousseff

La Expresión del Teenager


Johanna Villasmil
@JohaVillasmil

El pasado miércoles 11 de mayo de 2016, el Senado Brasilero suspendió a la presidenta Dilma Rousseff para iniciar un juicio político o impeachment, como es llamado de manera legal a nivel internacional, en su contra. Con esto se abre paso a una nueva página en la historia de Brasil y se continúa demostrando lo deteriorado que está la izquierda en América Latina.

El caso comenzó en octubre de 2015, cuando tres juristas realizaron el pedido para un juicio contra Rousseff, alegando una serie de actos “en el sentido de violar la legislación respecto a la salud fiscal del país, dando la impresión de que todo estaba bien”, esto de acuerdo con el fundador del Partido de los Trabajadores, Hélio Bicudo.

Con esto se inicio el impeachment, que quiere decir el proceso en el derecho por el cual se puede procesar a un alto cargo público. Para que se pueda realizar este proceso, es necesario que el parlamento o congreso lo apruebe y posteriormente encargarse del juicio del acusado. Una vez la persona es condenada por el órgano legislativo, ocasiona su destitución e inhabilitación para funciones similares.

En Brasil, después de la solicitud de impeachment realizada por los tres juristas, el tema pasó a una comisión especial de la cámara de Diputados, los cuales votaron a favor de iniciar el juicio contra Dilma Rousseff. Así se derivó el proceso al Senado, que aprobó comenzarlo, suspendiendo a la presidenta, y dando inicio a los 180 días para tomar una decisión de si la presidente será o no destituida oficialmente de sus funciones.

Dilma Rousseff, apoyada por sus partidarios, ha catalogado este hecho como un golpe de estado, pero no debe considerarse así. Rousseff es acusada, por lo que en Brasil se denomina “pedalas fiscales”, que quiere decir el uso de fondos de bancos públicos para cubrir gastos de programas que están bajo la responsabilidad del gobierno, una práctica prohibida de acuerdo con lo establecido en la ley de Responsabilidad Fiscal de Brasil.

Este es un proceso que ha afectado gravemente a Brasil porque ha separado de manera radical a quienes creen que sería justo destituir a la presidenta por violar normas fiscales, un hecho que se presume han realizado muchos políticos en el pasado, de quienes alegan que es una injusticia.

En el informe redactado por la comisión especial de la cámara de Diputados, se expone que la denuncia apunta a una “usurpación” de la prerrogativa del Congreso de autorizar gastos públicos. La presidenta solo puede ser juzgada por hechos ocurridos durante su actual período, aunque se cree que las pedalas fiscales también se cometieron en su período anterior.

El gobierno de Dilma Rousseff ha sido un estrecho socio y aliado del gobierno actual venezolano, por lo que este hecho puede afectar las relaciones que hemos tenido con el país vecino en los últimos años.


Los que dicen llamarse gobierno de izquierda, poco a poco está dejando a América Latina, debido a que los ciudadanos se han dado cuenta que estos gobiernos no han tomado buenas decisiones, y se preocupan más por cubrirse las espaldas que por ayudar al pueblo. Si durante el juicio, menos de dos tercios de los miembros del Senado no consideran que Rousseff sea culpable, esta volverá al cargo; mientras tanto el Vicepresidente, Michael Temer, es el encargado de ocupar la posición. Toda Latinoamérica está esperando conocer lo que ocurrirá en Brasil, pero mientras el Senado toma una decisión final, debemos ocuparnos por eliminar los malos gobiernos de cada una de nuestras naciones.  

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