sábado, 23 de abril de 2016

El miedo de los venezolanos

La Expresión del Teenager


Johanna Villasmil
@JohaVillasmil

Ser venezolano implica en la mayoría de los casos ser una persona simpática, echadora broma, quien creció en uno de los países más hermosos del planeta y más. Pero, en la actualidad también implica vivir en un país donde no se visualiza un futuro provechoso, donde la escasez nos hace infelices y donde el miedo nos impide tener calidad de vida.

El término miedo no es nuevo para los venezolanos, es un sentimiento diario que relacionamos con cada aspecto de nuestro día a día. Sentimos miedos que para personas de otras naciones serían impensables y vivimos en una situación de alerta constante por culpa del mismo.

En Venezuela sentimos miedo de salir a la calle, porque en cualquier esquina podemos ser víctimas de la delincuencia y hasta perder nuestra vida. No es necesario que el gobierno presente las tasas de inseguridad y violencia para conocer realmente cual es la situación del país, porque en carne propia vivimos a diario la realidad de cómo se encuentra nuestra nación.

En Venezuela sentimos miedo de enfermarnos, porque la crisis en el área de la salud es tan grave que sabemos si existe la posibilidad de recuperemos. Los hospitales y clínicas no tienen personal, no tienen suficiente espacio para atender la demanda de la población, no tienen medicamentos y ahora tampoco tienen electricidad.

En Venezuela sentimos miedo de no comer, porque la escasez ha hecho desaparecer los productos, hasta el punto de encontrar a diario anaqueles vacíos y largas colas cuando algún producto aparece. En este caso las madres y padres son los que sienten más miedo al pensar que su hijo dejará de comer por culpa de la situación nacional.

Para personas de otros países el miedo tiene un concepto totalmente distinto. Ciudadanos del mundo sienten miedo a desastres naturales, a la falta de oportunidades y tal vez a un robo en un área donde la delincuencia aumenta, pero no van por la calle pensando que si cargan unos zapatos buenos se los pueden quitar, que no importa el celular que tenga si necesitan hacer una llamada o mensaje se lo pueden robar, o que se puede ir la luz en medio de una operación.

Me es preocupante que crecemos conocimiento el miedo, pero me es igual de preocupante que no hacemos nada al respecto, sino que aprendemos a vivir con ello. Es más, celebramos cuando a lo que sentíamos miedo no se cumplió completo, ejemplo: me robaron, pero no me hicieron daño; hice 4 horas de cola, pero conseguí harina; encontré las pastillas para una semana más, pero no se que haré la próxima.

Entiendo a las personas que se van buscando tranquilidad, porque en las oportunidades que he tenido para viajar fuera del país me he dado cuenta que la sensación de seguridad no se cambia por nada


Para mi ha sido muy lamentable el crecer conociendo el miedo y me entristece aún más pensar que las nuevas generaciones conocen este significado desde muy temprana edad. Basta de conformarnos con el país que tenemos, es hora de comenzar a actuar y buscar el país que queremos. Démonos cuenta que el miedo no nos permite desarrollarnos y comencemos a verlo como un impedimento que debemos combatir. Quiero un mejor país para mi, mi familia, amigos y todos los venezolanos, pero especialmente quiero un mejor país para los hijos que algún día tendré y que espero puedan conocer la Venezuela que conocí en mis primeros años de vida, no la que conozco actualmente.

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