lunes, 24 de junio de 2013

Venezolano


La Expresión del Teenager


Johanna Villasmil

Ser un venezolano en la actualidad es todo un reto. Venimos de indígenas que tomaron la gran decisión de cambiarle a los españoles espejos por oro, consideramos como el ser más importante de nuestra historia a uno que tal vez no haya sido tan bueno como lo pintan, nos acostumbramos rápido, sufrimos de un preocupante caso de amnesia y más. Los venezolanos también somos simpáticos, considerados, atentos… bueno, en la gran mayoría de los casos. Para los ojos del mundo somos el país que se ha aguanto durante quince años el experimento del socialismo del siglo XXI, que lo ven con admiración, pero nadie quiere para sí, o hasta llegar al colmo de ser el país sin papel toalet. La concepción general de lo que es un venezolano en la actualidad y cómo hemos llegado hasta aquí, va más allá de ello.

Los venezolanos somos personas que estamos más acostumbrados en hacer chistes de nuestras dolencias, que en serio prestarles atención. Sacarle un chiste de todo lo que diga o haga el Presidente Maduro se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. Aunque la risa es gratis y es una de las mejores sensaciones en el mundo, no de todo nos podemos reír, hay que saber medir cuando hacerlo y cuando no.

La escasez de nuestro país ha dado mucho de que hablar en todo el mundo, pero para el ciudadano común ya se ha vuelto una rutina el ir a hacer una cola para comprar artículos de primera necesidad y pescarlos como si estuviéramos en guerra. Antes para mantener el orden en un supermercado, en el que llegaba un producto escaseado, marcaban a las personas en la cola como cual ganado, y así no había problema, ahora como están mas civilizados entregan tickets o chips. Cuando se termina el producto es otro problema, tienen que llamar a la guardia porque las personas se descontrolan, gritan, golpean las puertas y más. 

La corrupción es uno de los factores que más ha dañado al país, esta siempre ha existido, pero se ha afianzado en los últimos años, en la cuarta era “¿cuánto hay pa´ eso?, pero en la quinta es “esto no es solo para mi, es también para el de más arriba”. Detrás de un nuevo proyecto o una ley que promulga el gobierno hay diez personas que en serio creen en él, pero hay otras cien que solo están para hacer un negocio y lo dañan. No solo es la corrupción dentro del gobierno, es la del ciudadano común que soborna a un funcionario para que le haga un trabajo más rápido, para evitar una multa y más.  

Por último se encuentra un hecho que nos ha cambiado al cien por ciento en los últimos años, que es la violencia, esta nos ha vuelto agresivos hasta con nuestros propios familiares. La violencia en las calles se vive desde la persona que se colea para comprar harina y le gritan hasta del mal que se va a morir o los viejitos que se hacen trampa los unos a los otros en la cola del banco, hasta llegar al punto de un fusilamiento de jóvenes a escasos metros de un modulo del Plan Patria Segura. Estas acciones que hacen los adultos les repercute a los niños que están en plena formación y ven esto como algo cotidiano y común.  

Humor, escasez, corrupción y violencia es lo que somos ahora los venezolanos, ¿muy bonito verdad? Esto es lo que somos dentro y fuera de nuestro país y forma parte de la concepción que todos tienen de nosotros, una que a mi me da vergüenza. No saben cuanto me gustaría poder cambiar esto, pero no es algo que dependa solo de mi, es un trabajo que tenemos que hacer en equipo, tampoco es algo que se pueda cambiar de la noche a la mañana, pero con determinación y buscando un mejor futuro para nuestro país lo podremos lograr. Sueño con que un día volvamos a  ser ese país al que muchos huyeron después de la Segunda Guerra Mundial buscando mejores condiciones de vida, y no del muchos huyen para dejar de lado algunos de los factores que implica el ser venezolano, Lo interesante es que aun hay esperanza porque hay un Dudamel, un Convit, un Arango, un Cabrera, tú y yo.

Los quiere Joha

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