La Expresión del Teenager
Johanna Villasmil
La opinión pública internacional tiene
los ojos puestos en estos momentos en Siria, que lleva dos años y medio en un
conflicto armado entre los rebeldes y el gobierno de Bashar Al-Asad y que ha
costado la vida de miles de personas. El gobierno estadounidense estableció una
línea roja, determinado por el uso de armas químicas por parte del gobierno
sirio, que de cruzarse ellos iban a intervenir. Supuestamente esta línea se
cruzó hace algunos meses y el mayor ente de la ONU, que es el Consejo de
Seguridad, dará su opinión final en los próximos días, que podría ser el primer
paso para desencadenar una guerra.
El conflicto del país inició en 2011 con
una serie de protestas pacíficas en contra del régimen, que se fueron
intensificando a lo largo de ese año. La represión de las manifestación
pacíficas provocó que la sociedad civil
y sectores del Ejercito se alzaran de forma armada constituyendo el
llamado “Ejército Libre de Siria” o como lo denominaron los medios
internacionales los “rebeldes”. La rebelión comenzó a desatar numerosos
enfrentamientos armados hasta desembocar en lo que se ha considerado como una
guerra civil.
“Toda la toma de decisión de diversos
países, muy principalmente de Estados Unidos y el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, están envueltos en una nube de preguerra. Una neblina
sumamente espesa en donde los actores no saben ni que decisión tomar, ni como
actuar y sobretodo no saben con certeza cual puede ser el resultado de las
acciones” explica José Rafael Revenga especialista en el tema.
Países como Rusia y China vetaron
cualquier decisión que pueda tomar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
quienes todavía no han determinado si se ha usado armas químicas o no. Otros
países como Francia e Inglaterra, que habían mostrado apoyo al ataque a Siria,
han ido cambiando de opinión.
El presidente estadounidense Barack Obama
comentó en días pasados que lo que pensaban hacer es lanzar un cohetazo por
delante de la proa, una especie de sanción para disuadir al régimen Sirio de
continuar con los ataques y especialmente para que deje de utilizar las armas
químicas, que ha traído miles de muertes.
Para poder realizar el ataque, explica
José Revenga, los norteamericanos tendrían que disparar más o menos unos cien o
ciento cincuenta misiles, disparados desde la plataforma de cinco destructores
que tienen en el mediterráneo más o menos a mil quinientos kilómetros de Siria.
Estos cohetes pueden navegar con precisión milimétrica hasta dos mil
kilómetros, eso indica de que el blanco va a ser únicamente los centros de
artillería y de portadoras de armas químicas, pero los almacenes de armas
químicas quedan intactos, toda la aviación siria, las pistas de los aeropuertos
militares… Este ataque podría salir muy costoso porque podría caer en
hospitales o escuelas.
Cada vez una solución política se ve más
alejada porque ya se han hecho reuniones entre distintos países con Siria, en
Ginebra, y no han obtenido nada. Muchas naciones están esperando que se aplique
una sanción por parte de la mayor entidad de la ONU, para ellos poderse unir al
ataque contra el régimen de Bashar Al-Asad, sobretodo lo necesita Estados
Unidos. Otros países como Israel se siente muy amenazado por la situación. La
guerra civil en Siria ha dejado más de 110 mil muertos, de los cuales 40 mil
son víctimas civiles, también ha dejado a más de tres millones de refugiados y
a la mayoría de las ciudades con una gran devastación. La caída del gobierno
Sirio también traería un problema porque le estarían dejando el país a grupos
como Al Qaeda. Hay que esperar la decisión por parte del Consejo de Seguridad
para saber cual será el futuro de la nación.
Los quiere Joha
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