La Expresión del Teenager
Johanna Villasmil
Ser una mujer nunca ha sido un trabajo
fácil. En lo particular me siento verdaderamente afortunada por el momento de
la historia y en la cultura en que nací, porque hace más de 50 años atrás una mujer
que hiciera algo más que ser ama de casa podía ser mal visto, y sinceramente no
soy de las que se quedaría en una casa a cuidar de los niños, hacer comida y
mantenerla limpia; soy de las que quiere progresar y hacer del mundo un mejor
lugar.
Ser una mujer implica tener menos
probabilidades que los hombres de participar en el mercado laboral en la
mayoría de los países, es decir, de estar empleadas o buscar activamente un
trabajo. A pesar de que las tasas de participación femenina en América Latina y
el Caribe registran los mayores avances en los últimos dos decenios la breca de
género sigue siendo grande. Por lo tanto los países deben garantizar el
seguimiento y evaluación de políticas activas sobre el mercado laboral para
entender cuáles funcionan para las mujeres y cuáles no.
Ser una mujer a veces implica pensar que
necesitamos de un hombre para poder ser reinas. Desde que éramos niñas nos leen
cuentos de hadas, donde una princesa es rescatada por un príncipe y viven
felices para siempre. En la práctica estos cuentos no son reales y a veces nos
pueden hacer que crezcamos pensando que debemos de ser rescatadas y esperando a
un príncipe azul, cuando nosotras también debemos luchar contra el dragón. Es
por ello que a penas salió la película “Valiente”, Mérida se convirtió en mi
princesa favorita porque demostraba que no necesitaba a un hombre para poder
mandar en su reino.
Ser una mujer implica que nos vean como
el género vulnerable, lo que hace que dentro de la misma familia nos críen de
esta forma y que a veces se nos hagan ciertas distinciones en la casa, que de
una forma inconciente puede ser discriminación. Si dentro del concepto de lo
que somos ya nos predeterminan como que estamos por debajo de los hombres
siempre nos sentiremos así. Por esto la familia debe ser la principal impulsora
de la igualdad de las mujeres y de las niñas, el mismo trato que le das a tus
hijos se lo debes de dar a tus hijas.
Ser una mujer implica ser vista como el
género inferior ante la mayoría de las religiones. Algunas son más radicales
como la religión musulmana, donde claramente la mujer es menospreciada y no
tiene las mismas posibilidades que los hombres. Otras como la católica ven a la
mujer como un ser importante, pero igual existe deferencia para los hombres.
Ser una mujer implica ser la persona que
da vida. Una de las mujeres a la que más admiro es a mi madre porque es
trabajadora, mamá y ama de casa y a cada una de las funciones le dedica su
máximo esfuerzo. Así creo que deberíamos ser todas porque al querer ser
luchadoras y triunfadoras no nos debemos olvidar de nuestras labores como un
miembro más de la familia.
Como mujer no creo en el concepto del
feminismo y tampoco creo en el machismo porque ambos son ideales donde un ser
se centra como superior del otro, como persona creo en la igualdad y en que no
importa nuestro género para que seamos tratados con respeto y tengamos la
responsabilidad de progresar y luchar para que cada día hagamos de este planeta
un mejor lugar para vivir. Dicen que detrás de un gran hombre se encuentra un
gran mujer, yo digo que al lado de un gran hombre está una gran mujer. Feliz
Día Internacional de la Mujer.
Los quiere Joha
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