La
Expresión del Teenager
Crecer en Venezuela
se siente injusto, porque a pesar de la mucha belleza natural que tiene el
país, a nivel social, político y económico es un completo desastre. Los jóvenes
de hoy en día sienten que la vida les jugó una mala pasada al hacerles vivir en
una nación con tanto caos y pocas oportunidades. Un gran porcentaje de la
población joven y no tan joven, aspira a irse del país como la única vía para
alcanzar sus metas, porque dentro del territorio nacional no creen que sea
posible.
A mis 22 años, soy
una de esas jóvenes que se siente atrapada en Venezuela; que a pesar de lo
mucho que lucha a diario, no logra alcanzar al cien por ciento sus metas; que
sabe que sin importar el trabajo y esfuerzo que realice, el alcanzar la
independencia económica es casi imposible con un trabajo honesto; y que se
encuentra desesperanzada y lo único que quiere es huir de este país lleno de
injusticias.
Es realmente triste
para un joven el escuchar de las oportunidades que tuvieron sus padres para
crecer y desarrollarse profesionalmente, porque todas esas opciones son cosa
del pasado, a nosotros nos tocó crecer con políticas equivocadas que
destruyeron nuestras aspiraciones.
Lo cierto es que por
esto existe un odio muy grande creciendo dentro de la población más joven. Un
odio contra las personas encargadas de tomar decisiones que no han hecho un
buen trabajo y un odio contra aquellas personas que los apoyan, por ser
partícipes en alentar y continuar políticas que han sido erróneas. Esto ha sido
un hecho que ha dividido a la población y haciendo imposible la convivencia
entre los ciudadanos.
Es indudable que en
el país en crisis no existen muchas oportunidades profesionales y la opción más
factible es comenzar un emprendimiento con el miedo de colocar todo tu
esfuerzo, ahorros y pasión en algo y que te lo roben, impidiendo que queramos
desarrollarnos. Son muchas las veces que he escuchado decir a personas que en
el país se puede hacer mucho dinero, pero cuando le preguntas cómo, su
respuesta siempre implica una vía donde la corrupción y el aprovecharse de la
necesidad de otros es la respuesta.
Irse del país
tampoco es algo sencillo, en la mayoría de los casos nos toca escoger entre la
familia y el futuro, haciendo el crecer en Venezuela aún más injusto. Muchos de
manera valiente han tomado esta decisión y no les ha ido bien y les toca volver
a este país en crisis.
Esta no es la
primera vez que escribo sobre esta sensación de frustración que siento al haber
crecido en una Venezuela destruida, y lamentablemente sé que no será la última
hasta que no haya un cambio correcto en las políticas erróneas adquiridas en
los últimos años. Las palabras de aliento y de esperanza se me están acabando,
y lo único que siento que podemos hacer por ahora es presionar para que el
revocatorio se realice y esperar que con un cambio de gobierno las cosas
mejoren y dejemos de sentir que fue injusto el haber nacido en este país tan
bello.
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