La Expresión del Teenager
Johanna Villasmil
@johavillasmil
laexpresiondelteenager.blogspot.com
Las naciones democráticas están
compuestas por muchos factores, libertad de expresión, participación
igualitaria, voto popular y más, pero existe un factor que no pareciera ser
tomado en cuenta por la población al momento de pensar en lo que consiste una
democracia y es la transparencia, una que debe ser dada por la publicación de
los números que rondan a todas las partes de una nación.
Hace algunas semanas la revista
internacional The Economist publicó un trabajo de investigación sobre la
situación venezolana en donde hablan sobre la autocensura del gobierno, y mencionan
casos como el del Ministerio de Salud que no publica desde hace meses su
artículo sobre la situación epidemiológica, que anteriormente publicaban cada
semana. El reportaje de The Economist cierra con una nota de la economista
Tamara Herrera, quien dice “la información es poder, y (el gobierno) espera que
el silencio le ayude a gobernar”.
En este mismo sentido el año pasado un
grupo de 16 economistas nacionales presentaron un informe llamado “El deterioro
del sistema estadístico y la rendición de cuentas en Venezuela”, en donde exponen
que “la transparencia informativa y la rendición de cuentas son la primera
línea de defensa ante la corrupción y la principal garantía de libertad de
información democrática”.
Por todo ello es obligación del Estado
proveer información oportuna y veraz, así como también el rendir cuentas a la población.
En la actualidad el ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública está
atravesando el peor momento de su gestión, al tener las más lentas políticas de
información que han tenido en años.
Con relación a ello, a partir del 2010 el
indicador de pobreza pasó de tener 102 líneas a 31 líneas. La última vez que se
público la información mensual y trimestral de ingresos y gastos del gobierno
nacional fue en el 2009, a partir de ese momento solo se presentan cifras
anuales. Desde el 2010 el Ministerio de Energía y Petróleo no publica su
informe de Petróleo y Otros Datos Estadísticos (PODE).
De todos, el caso que me parece más
preocupante es el del Banco Central de Venezuela (BCV) porque no publica cifras
oficiales de la inflación y escasez desde hace muchas semanas. El año pasado
cuando realicé las evaluaciones entre septiembre y diciembre, me fue imposible
conseguir cifras oficiales del BCV después de septiembre sobre la situación
económica, y aún permanece así.
Uno de los puntos que más preocupan con
respecto a la no publicación de estadística es que sin ellas no se puede
planificar en el tiempo y por lo tanto no se puede encaminar a una nación al
desarrollo. Otro punto es que al no tener que rendir cuentas hay un mayor
espacio para la corrupción y es ahí cuando los fondos desaparecen y sufren las
obras hechas para el pueblo.
Como miembros de una nación, que se hace
llamar así misma como democrática, debemos exigir la publicación de cifras
oficiales sobre todo con lo relacionado a la economía, para así evaluar
realmente como van funcionando las políticas que se implementan.
Lo cierto, como según exponen los
economistas, es que el Gobierno no ha publicado cifras oficiales porque no
quieren que las personas tengan una certificación por escrito y oficial que
exponga como nos han afectado las malas políticas que se han implementado en
los últimos años. La publicación de cifras forma parte de la democracia de un
país y en Venezuela representa un nuevo motivo por el cual dudar de si
realmente existe una.
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