La Expresión del Teenager
Johanna Villasmil
Después de las elecciones presidenciales
del 14 de abril en el que resultó electo Nicolás Maduro, el ambiente del país
tiene un aire de incertidumbre. Ninguno de los venezolanos a ciencia cierta
sabemos lo que puede ocurrir mañana, cosa que siempre ha sido así, pero que
ahora se vuelve algo preocupante porque estamos frente a dos futuros, uno que
se apega a la constitución y otro que no, y al que nos estamos adentrando nos
va a convertir en un país donde los derechos humanos universales, que nos
pertenecen simplemente por el hecho de haber nacido, son violados a diestra y
siniestra.
Desde que el CNE expresó los resultados
de las elecciones, la Mesa de la Unidad Democrática ha solicitado que se
realice una auditoria donde se contabilicen los votos en papel que fueron
depositados en las cajas y que estos coincidan con las actas y los cuadernos de
votación. Lo han solicitado debido a que ellos alegan que sus resultados no
coincides con los expresados por el ente electoral.
Después de que ellos no reconocieran al
Presidente Nicolás Maduro, el gobierno “radicalizo la revolución” y comenzó a
desatar una oleada de violaciones a los derechos humanos universales en el país.
Las violaciones a los derechos solo las pueden realizar los organismos y las
personas que representen a entes públicos, porque un privado viola es leyes que
el Estado crea para que se respeten estos derechos.
Una de las principales violaciones que
hemos vivido en los últimos días fue cuando el Presidente de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabella, expresó en medio de la sesión del 16 de abril que
“En esta Asamblea Nacional mientras yo sea presidente no tendrá derecho de
palabra ningún diputado que no reconozca al compañero Nicolás Maduro.” Con esto
está acallando la voz de millones de venezolanos quienes votaron por esos
parlamentarios para que los representaran, porque no son los diputados de
Capriles, son los de Venezuela. Después de ello el Presidente del Parlamento
destituyó a los diputados opositores de las comisiones existentes. En este caso
específico se están violando el derecho a la libertad de expresión, a la
libertad de pensamiento y a la democracia.
A demás de esto, ha comenzado una
persecución e instigación al odio o como la denomino Cesar Miguel Rondón “una
cacería de brujas”, que consiste en que los empleados públicos que no sean
seguidores del gobierno están muy propensos a perder sus puestos de trabajos.
Es aquí cuando yo me pregunto ¿y el derecho a los trabajadores donde quedo? O
mejor ¿la Ley Orgánica del Trabajo? aquellas normas que le importan “en lo
absoluto” al Ministro de Vivienda, Ricardo Molina, quien a sus trabajadores que
“políticamente están en la acera del frente” les dice “que renuncien porque sino yo mismo los voy a
botar”.
Otro de lo derechos humanos que fue
violado en los últimos días, es el derecho a ninguna tortura. Los estudiantes
que fueron privados de libertad por los Guardias Nacionales, después de las
concentraciones que se llevaron a cabo en diversas ciudades del país, fueron
obligados a cantar consignas y usar vestimentas de un fracción política, siendo
esto una forma de tortura. Todos tienen derechos a expresar sus opiniones en
público de manera pacífica.
Lo que hemos visto en los últimos días es
una amenaza muy grave a la democracia y a la justicia como valor de la sociedad
porque se está usado es para intentar gobernar, lo que demuestra que hay un
falta de gobernabilidad en los altos cargos del país. Las violaciones a los
derechos humanos que comento son una pequeña muestra de la realidad Venezolana,
una muestra verdaderamente preocupante. Todos los casos de violaciones a los
derechos que conozcas debes enviarlos a organizaciones no gubernamentales como
Provea, que ellos se van a encargar de llevar esto a las instancias nacionales
y al agotarse a las internacionales. Que si hay conteo, que no hay conteo, que
vienen los cubanos, que los cubanos ya están acá, que nos botan del trabajo
porque no votamos por ellos, que ya no tenemos miedo, que si salimos a la
calle, que nos metemos a la casa, que le des a la cacerola, que lancen los
cohetes… En fin, nuestro día a día nos está volviendo locos y aunque la locura
llegue a su tope nunca se me va a olvidar que el Derecho Humano Universal
número 30 dice “Nadie puede arrebatarte tus derechos humanos”.
Los quiere Joha
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